Un 44% de la población en España experimenta soledad no deseada de forma indirecta y en un 9% quienes de forma directa afirman sentirla más de la mitad del tiempo de cada día. Así se desprende del estudio realizado para Cruz Roja por la Fundación Iseak.
En EEUU un estudio seimilar revelló que sus habitantes se sienten cada vez más solos, según una encuesta mensual Healthy Minds de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría (APA, por sus siglas en inglés). El sondeo, que se realizó en línea a prinicipios de 2024 entre 2200 adultos, encontró que alrededor de uno de cada tres adultos estadounidenses dijo sentirse solo al menos una vez a la semana.
Una de cada 10 personas encuestadas manifestó que se siente sola todos los días, según muestran los resultados.
La soledad es un estado de aislamiento que afecta a todos los seres humanos alguna vez en su vida. Esta se presenta de diferentes formas y su origen puede venir de diferentes causas como, la elección propia, el aislamiento impuesto por la sociedad en cualquiera de sus áreas de ajuste o la pérdida de seres queridos.
Temporales o leves
En el estudio español, una parte de las personas que se sienten solas según los resultados obtenidos de forma indirecta, también reportan una alta satisfacción con sus vidas, lo que pondría de manifiesto que sus experiencias de soledad pueden ser temporales o leves.
La soledad varía según el grupo de población. Mientras que por género no se observan diferencias significativas, sí las hay en lo que a franjas de edad se refiere, siendo las personas jóvenes entre los 18 y los 29 años las que más acusan el sentimiento de soledad no deseada (un 50% de ellas). Entre los 30 y 39 años, el porcentaje baja al 47% y se sigue reduciendo en los siguientes tramos de edad hasta un 37% en personas entre 70 y 79 años.
Entre los factores de riesgo existentes y eventos vitales que pueden detonar o agudizar la sensación de soledad no deseada, destacan el bajo nivel educativo y la falta de acceso al transporte, mientras que vivir en municipios pequeños o pertenecer a una minoría étnica reduce el riesgo de sentirla.
Del mismo modo también se observa que las personas que viven en pareja o que tienen familia tienen menos probabilidades de sentirse solas en comparación con quienes viven en soledad o comparten vivienda.
Entre los eventos vitales susceptibles de favorecer la soledad no deseada la migración destaca como el principal factor, si bien existen otros detonantes como son el cambio o la pérdida de un empleo, mudarse de vivienda o de localidad de residencia, ser cuidadora, sufrir un duelo o una separación.
Por último, la discapacidad aumenta el riesgo de soledad no deseada, pero únicamente en las mujeres. Sin embargo, entre las personas que sufren alguna enfermedad crónica, el riesgo de soledad no deseada se incrementa en el caso de los hombres, aunque afecta a todos los grupos.
El termómetro de la soledad
Con el objetivo de facilitar a los equipos profesionales la identificación del riesgo de soledad, se ha desarrollado una herramienta virtual denominada “el termómetro de la soledad”, que, sin ser un instrumento de diagnóstico, permite identificar los factores y eventos vitales que contribuyen a la soledad y a prevenir situaciones de aislamiento.
La sociedad española considera según el estudio que la soledad es un problema social relevante y la mitad de las personas entrevistadas que viven solas afirma conocer a personas que se sienten solas.
La segunda parte de la investigación, enfocada a grupos de población del proyecto CRECE –personas mayores, mujeres víctimas de violencia de género, en dificultad social, jóvenes en situación de ex tutela y/o en dificultad social, personas en situación de sinhogarismo y personas con dificultades de salud mental— ha permidio profundizar en la vivencia subjetiva de la soledad.
Aunque su soledad no deseada no fue alta, el análisis reveló niveles preocupantes de soledad en dichos grupos de población, en el que un 45% de las personas encuestadas manifestó a pregunta directa sentir soledad la mayor parte del tiempo, porcentaje que, a preguntas indirectas, se incrementa hasta un 86%.
Al igual que en la encuesta general, la prevalencia del sentimiento de soledad no deseada es mayor entre personas de menos edad entre los grupos de población del proyecto CRECE. Las personas en situación de sinhogarismo son las que más sienten y reconocen el sentimiento, siendo las personas mayores el grupo que menos lo siente y reconoce.
La investigación puso asimismo de relieve que un 66% de las personas participantes en el proyecto CRECE y en la estudio han ampliado desde entonces sus relaciones de confianza.
FUENTE: Con información de EUROPA PRESS/DLA