Salmos 91
1 EL que habita al abrigo del Altísimo, Morará bajo la sombra del Omnipotente.
2 Diré yo á Jehová: Esperanza mía, y castillo mío; Mi Dios, en él confiaré.
3 Y él te librará del lazo del cazador: De la peste destruidora.
4 Con sus plumas te cubrirá, Y debajo de sus alas estarás seguro: Escudo y adarga es su verdad.
- Para los hombres es imposible —aclaró Jesús, mirándolos fijamente—, pero no para Dios; de hecho, para Dios todo es posible.
- Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien, por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
- ¿No te dije que si crees verás la gloria de Dios? —le contestó Jesús.
- Si alguien reconoce que Jesús es el Hijo de Dios, Dios permanece en él, y él en Dios.
- La actitud de ustedes debe ser como la de Cristo Jesús.
- Yo les doy vida eterna, y nunca perecerán, ni nadie podrá arrebatármelas de la mano. Mi Padre, que me las ha dado, es más grande que todos; y de la mano del Padre nadie las puede arrebatar. El Padre y yo somos uno.
- Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados. - De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos.
- Así manifestó Dios su amor entre nosotros: en que envió a su Hijo unigénito al mundo para que vivamos por medio de él.
- Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
- Lo que es imposible para los hombres es posible para Dios —aclaró Jesús.
- ¡Pero gracias a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo!
- Y este es mi mandamiento: que se amen los unos a los otros, como yo los he amado.
- Que, si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.
- Y el que no toma su cruz y me sigue no es digno de mí.
- Así que mi Dios les proveerá de todo lo que necesiten, conforme a las gloriosas riquezas que tiene en Cristo Jesús.
- Que la gracia del Señor Jesucristo sea con su espíritu.
- Porque hay un solo Dios y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre.
- Y lleven una vida de amor, así como Cristo nos amó y se entregó por nosotros como ofrenda y sacrificio fragante para Dios.
- Más bien, honren en su corazón a Cristo como Señor. Estén siempre preparados para responder a todo el que les pida razón de la esperanza que hay en ustedes.
- Que la gracia del Señor Jesús sea con todos. Amén.
- Una vez más Jesús se dirigió a la gente, y les dijo: —Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida.
- Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.
- Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos.
- Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades
y soportó nuestros dolores,
pero nosotros lo consideramos herido,
golpeado por Dios, y humillado.